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El XXI, el siglo de los Derechos Humanos como práctica política (página 2)



Partes: 1, 2

2. El Oportunismo neoimperial que, jugando a la
ideología, se enrostra los derechos humanos
como máscara en procura de velar sus reales
propósitos de expoliación, dominación y de
atropello donde quiera que haga presencia. Versión
particular de esta postura es la de aquellas formas subordinadas
de gobierno– la
liderada por Uribe es paradigmática en el mundo actual –
en las que se hace un uso ideológico de la verborrea
discursiva de los derechos humanos para
encubrir los atropellos efectivos contra la democracia
real. Esta dimensión ideológica de los derechos
ocupa un lugar central en el mundo actual

Y 3. El Enfoque histórico de los
derechos humanos que se pregunta por las conquistas, en clave de
logros positivos o bienes
primarios, que los pueblos han logrado para sus miembros en las
distintas etapas de sus luchas históricas. Es por esta
vía por donde los derechos humanos se transparentan, ante
todo y sobre todo, como un asunto político
práctico.

Avalando la importancia de la construcción conceptual y del debate
teórico, los Atisbos se inscriben en esta tercera
posición.

********************2********************

De acuerdo con la reflexión de Bobbio, los
derechos humanos son un signo de los tiempos,
signo que nos permite echar una mirada cautelosa pero
confiada hacia el futuro. (1) Pero, no sólo se
trata de avances humanos y de hechos faustos, expresión de
la grandeza potencial de los seres humanos, sino también
de retrocesos humanos y de hechos infaustos, manifestación
de su inmenso potencial de perversidad. Al fin y al acabo, ser
humano es aquel que, poseyendo dos rostros, es capaz de ascender
como ángel a la cimas de la bondad, así como de
descender como demonio a las simas de la perversidad. El ser
humano es capaz del uso de la energía atómica para
salvar vidas, pero también de la muerte
atómica cósmica. Hasta dónde puede llegar el
ser humano en una y otra dirección, constituye algo que sólo
el análisis histórico crítico
puede discernir aunque de modo relativo. Pero éste
sólo se hace posible, primero, si se acepta que la lucha
por los derechos humanos es una lucha esencialmente política y, segundo,
si se considera esa lucha como parte crucial de la lucha de los
pueblos por su emancipación progresiva lo que, de modo
práctico, contribuye a la construcción de
democracia real.

********************3********************

Los Atisbos se identifican, pues, con la
concepción que de los derechos humanos nos ha ofrecido el
profesor
Angelo Papaquini de la Universidad del
Valle, "Los derechos humanos son reivindicaciones de unos
bienes primarios considerados de vital importancia para todo ser
humano, que concretan en cada época histórica las
demandas de libertad y de
dignidad.
Estas reivindicaciones van dirigidas en primera instancia al
Estado. Y
están legitimadas por un sistema normativo
o simplemente por el reconocimiento de la comunidad
internacional". (2)

Al hablar de derechos humanos postulamos así la
necesidad de estudiar, para cada sociedad en
particular, el origen y desarrollo
histórico de esas reivindicaciones luchadas
políticamente desde los sentidos que
en cada una de ellas han alcanzado la libertad y la dignidad
humanas, ya como representaciòn simbólica ya como
realidad, en las distintas etapas de su historia. Por lo tanto, en
algún lugar concreto del
mundo la lucha por esas reivindicaciones de bienes primarios, en
el orden histórico debió preceder a su
conceptualización sistemática y a su
positivización normativa. En buena medida, la teoría
de los derechos de varias generaciones es una teoría de
factura
histórica, pero con el inconveniente de que, en su
versión liberal, el acceso de la ciudadanía a esos bienes primarios es
presentado no como producto de la
lucha política sino, más bien, como historia de las
benignas concesiones de un Estado magnánimo. Por otra
parte, también se incurre en el error de presentar los
cuadros clínicos de hondo deterioro de los derechos
humanos como "pequeños daños colaterales de
endebles errores en la puesta en práctica de la
democracia" todo ello solucionable mediante "pequeños
ajustes a la ideología liberal" y no como lo que es, "la
consecuencia inevitable de las fuerzas productivas en relaciones
sociales de explotación". (3)

********************4********************

En la segunda parte del siglo XX la
positivización normativa de los derechos humanos fue una
nota definitoria. Estos, como discurso
formalizado, estuvieron a la orden del día. El 10 de
diciembre de 1948, 48 de 56 países de la ONU, el 87% de
sus miembros, suscribieron la Declaración Universal de los
Derechos Humanos. Tras dos guerras
mundiales, tras el holocausto
nazi y el drama de los Estados totalitarios, episodios todos
ellos anti-derechos humanos, urgía recuperar un horizonte
más humano. Esto no obstante, el mundo con celeridad
continuó barbarizándose. Vino después la
doctrina de la Seguridad
nacional en la que se inscribieron las dictaduras
latinoamericanas. La Guerra del
Vietnam. Los campos de muerte de
Camboya. Las atrocidades de Ruanda. El exterminio étnico
de la exYugolavia. Pinochet. La invasión de Irak. Las
Masacres de Darfur y de Colombia. En un
mundo en su más elevado momento de desarrollo
tecnológico y de sus fuerzas productivas, las relaciones
sociales imperantes no fueron propicias al desarrollo
humano y moral de los
pueblos.

El documento suscrito por los miembros de la ONU
decía que todos teníamos los mismos derechos
independientemente de las condiciones de raza, sexo, etnia,
clase,
nacionalidad y
religión.
Esto no obstante, enormemente desigual es y ha sido el desarrollo
real de los pueblos en materia humana
y ello por razones asociadas, primero, a las formas de
gobierno imperantes en cada sociedad (en muchas de ellas no
cabe la lógica
de los derechos humanos); segundo, a las formas
predominantes de organización social de muchas de ellas (se
trataba de estructuras
sociales generadoras de permanente violencia);
tercero, al bajo nivel que en la mayoría de ellas
ostentaban las luchas políticas
y civiles por acceder a los bienes colectivos considerados como
importantes para todos sus miembros); cuarto, al
predominio de precarias valoraciones sociales de lo humano; y,
quinto, a especificidades de la cultura de
cada pueblo.

Fue así como más temprano que tarde, por
razones históricas y no meramente ideológicas, se
fue evidenciando la no universalidad de unos mismos
derechos para todos los pueblos del mundo. En el mismo seno de la
ONU nunca se volvió alcanzar ese 87% que alcanzó la
Declaración de 1948. En la actualidad la conforman 192
miembros, pero cada vez menos países suscriben los
Acuerdos Globales.

********************5********************

En "La Cuestión Judía" Marx
presentó su concepción de los derechos humanos.
Para el profesor Delfín Ignacio Grueso, "quien quiera
entender el pensamiento de
Marx, debería tomar en consideración este texto corto y
revelador". (4)

Para Marx, los derechos del hombre no son
más que los derechos del hombre burgués, vale
decir, del hombre privado al que la sociedad burguesa conduce de
modo exclusivo a la búsqueda egoísta de sus fines,
"Ninguno de los derechos humanos va, por tanto, más
allá del hombre egoísta, del hombre como miembro de
la sociedad burguesa, es decir, del individuo
replegado en sí mismo, en su interés
privado y en su arbitrariedad privada". (5) Esos derechos no son
más que una ficción formal orientada a encubrir la
explotación y no el camino para la definitiva
emancipación humana. Una crítica
directa e importante de la postura de Marx fue la formulada por
Claude Lefort (6) para quien, al pertenecer los derechos humanos
al campo de lo político, posición no aceptada por
Marx, la lucha por ellos se constituía en la posibilidad
de una nueva relación con la política. De acuerdo
con Lefort esos derechos no podían quedar reducidos al
espíritu de la sociedad burguesa sino que estaban
asociados a la construcción de sociedades
democráticas perteneciendo, por lo tanto, al ámbito
de lo político. No se trataba de desprenderse de la
problemática de Marx, de abordar esos derechos en su
dimensión ideológica, de examinar lo que ellos
encubrían y velaban sino de abordarlos, también
desde el ámbito de la política. De acuerdo con el
chileno Carlos Riquelme, Marx se había hecho prisionero de
la versión ideológica de los derechos "sin lograr
entender lo que significan en la práctica…quedando
ciego ante lo que en el propio texto de la Declaración
aparece al margen de la ideología…Lo que Lefort nos
muestra
aquí es como Marx parece desconocer el alcance
práctico de la Declaración de Derechos".
(7)

********************6********************

El punto de partida del análisis
dialéctico de Marx no fue el hombre
abstracto, simple sujeto de derechos; ni siquiera lo fueron las
clases
sociales, a éstas las descubrió en el proceso de
investigación, sino el hombre
históricamente situado, el hombre que en una sociedad
concreta y en un momento dado de su historia produce bienes
transformando la materia con su trabajo (El
Capital), el
hombre burgués de la Declaración de los derechos
humanos (La Cuestión judía). Tanto el uno como el
otro son seres históricamente situados. Y tanto el hombre
burgués como el hombre proletario "poseen" derechos,
conquistados pero "derechos", distintos pero "derechos". Por lo
tanto, al margen de la Declaración y de su listado de
derechos, habría que distinguir de derecho a derecho y eso
sólo se logra realizar por fuera de la ideología,
que es una representación falseada que busca tapar
realidades. Esa distinción sólo se logra visualizar
en el ámbito de la política y de la lucha de
clases. El derecho a la libre competencia ni la
va ni le viene al proletario, pero sí tienen que ver con
él las libertades de pensamiento, de escritura, de
organización, de protesta etc., es decir, el conjunto de
lo que podría denominarse los Derechos de los
Trabajadores. Por exigencias de subsistencia y de reproducción, algunos de los derechos los
tendrá que reconocer el sistema; otros tendrán que
ser conquistados en la lucha política y a muchos de ellos,
a los humanamente más dignos y elevados, sólo
podrá acceder a medida que, en otro contexto de relaciones
sociales, vaya marchando hacia su emancipación
definitiva.

Como se podrá observar, es desde una mirada
así como se logra evidenciar que los derechos humanos
pertenecen al ámbito de lo político
práctico.

********************7********************

A escala nacional,
los ya casi siete años de Uribe han sido los tiempos de un
manejo casi exclusivamente ideológico de los derechos
humanos. Se ha insistido y reinsistido en ellos como una forma de
tapar y velar su violación efectiva, sobre todo en
términos, primero, de afectación de las menguadas
reservas de democracia que la sociedad había acumulado y,
segundo, de desmonte real de la posibilidad de una paz
políticamente negociada. También en Colombia, como
ha ocurrido en casi todo el mundo, el precio de la
re-guerra, vale decir de la Estrategia de
Seguridad democrática, han sido la afectación de la
democracia y de las posibilidades de una paz negociada como
presupuesto
necesario para la protección efectiva de los derechos
humanos. En la visión de Atisbos, el problema no es si
Uribe es o no es "algún tipo de demócrata",
quizá sí lo es, sino, más bien, si su
política de seguridad democrática ha afectado o no
ha afectado unos acumulados históricos de democracia
incrementando , por esa vía, la violación efectiva
de los derechos humanos.

Veámoslo en clave de condensación
analítica.

********************8********************

Pero, cojo resultaría evaluar la situación
de los Derechos humanos durante la presidencia de Uribe por fuera
de una caracterización de su forma de gobierno. En
apretada síntesis
la caracterizamos así: se ha tratado de un forma extrema
bonapartista de presidencialismo que, apalancada, primero, en una
forma espúrea de democracia representativa, segundo, en
una dictadura
civil mediática con fines de ganar popularidad y, tercero,
en la sujeción explícita al centro imperial de
Bush, agencia, vehicula y cristaliza los intereses
estratégicos de la fracción financiera del gran
capital por la vía de una política pública
de inspiración neoliberal comunitarista en la que la
estrategia de seguridad democrática orientada a la derrota
de las guerrillas, impone sus lógicas, dinámicas y
ritmos de priorización.

Estos son, entonces, los elementos definitorios de esta
forma de gobierno: 1.presidencialismo bonapartista extremo;
2.democracia espúrea de representación; 3.dictadura
civil mediática orientada a ganar popularidad; 4.
sujeción explícita a un centro imperial
5.predominio de los intereses estratégicos de la
fracción financiera del gran capital; 6.política de
seguridad democrática orientada casi exclusivamente a la
derrota de la guerrilla; 7. neoliberalismo
comunitarista.

********************9********************

Como Estrategia de contención de las guerrillas,
la Seguridad democrática, hasta ahora, ha sido
exitosa. Las Farc, por
cierto, han sido frenadas en su proceso de ascenso y de auge
político-militar característico de las dos
últimas décadas del siglo XX. ¿Cómo?
Mediante una costosa y relativamente orgánica
política estatal que, agotada en lo militar, se
focalizó hacia las Farc como casi único factor de
violencia movilizando, por otra parte, como actores y militantes
de la causa de la guerra a unos tres millones de civiles.
¿Consecuencias?

  • A. Bélicas: militarmente
    contenidas, las guerrillas todavía no han sido
    derrotadas encontrándose alejadas de los
    límites militares y sicológicos más
    allá de los cuales no queda sino una necesaria
    capitulación.

  • B.  Políticas: el país ha
    quedado en manos, primero, de la delincuencia común;
    segundo, de unos exparamilitares ejecutivos que, no obstante
    las aparentes resinserción y castigo, le cobraron al
    Estado, bajo la forma de la parapolítica y de una
    benigna extradición, la elevada deuda de
    apalancamiento militar que los sucesivos gobiernos
    nacionales, regionales y municipales tenían con ellos;
    tercero, de un reproducido paramilitarismo de nuevo
    cuño cubierto bajo el nombre de "Aguilas Negras"; y
    finalmente, de un mesías, mientras más popular
    menos legítimo, con una amplia base de uribistas de
    mucho corazón pero sin partido ni
    ideología.

  • C. Financieras: el gobierno lo
    sabía y lo ha experimentado, para una guerra "eterna"
    no existen recursos "eternos", por eso fue que en un
    principio, pensando más en los recursos que en el
    potencial militar del enemigo, el gobierno se fijó 18
    meses para derrotarlo o, por lo menos, colocarlo en
    condiciones de casi obligatoria capitulación. Vencido
    ése plazo, éste se fue ampliando de fecha en
    fecha hasta llegar 2008 como el año militarmente
    más exitoso para el ejército colombiano. Ahora
    en el 2009, los técnicos de la guerra a toda hora nos
    dicen que la serpiente guerrillera ha sido herida de muerte
    pero que todavía colea necesitando, por lo tanto,
    otros cuatro años de uribismo para ponerle punto final
    a la operación Uribe, es decir, para ponerle punto
    final a un inexistente conflicto armado. Sin Bush en la
    presidencia; con el hasta ahora antiruribista Obama liderando
    su estancado neoimperio; con la economía
    norteamericana mordiendo sólo hacia adentro; con la
    economía colombiana pagando el costo de la
    profundización del "subordinaje", ¿cómo
    y por dónde alimentar por cuatro años
    más la ya costosa política de seguridad
    democrática?. Para salir del atolladero, a un gobierno
    que ya ha probado en la práctica ser la
    expresión de los intereses estratégicos del
    gran capital- recordar por ahora la reforma laboral y el
    manejo a la cuestión de las Pirámides-
    sólo se le podrá ocurrir acudir al recorte de
    lo social.

  • D. Culturales: durante el sexenio de
    Uribe los niños han aprendido que a los enemigos
    políticos se los derrota eliminándolos mientras
    que una masa crítica de mayorcitos ha asimilado que
    los conflictos sociales sólo se resuelven por el
    método de las armas. Por lo tanto, una paz lograda
    mediante la combinación del fusil, de la intolerancia
    y del odio no podrá ser sino una paz culturalmente
    desgraciada. En una sociedad así, sólo se
    enhebrarán valoraciones sociales polarizantes; por esa
    vía, sólo se logrará reconfigurar un
    país materialmente desarmado pero
    simbólicamente armado. Es decir, una paz a la
    colombiana
    como nos lo ha logrado evidenciar el
    escrutinio histórico.

  • E. Finalmente, la otra gran consecuencia de la
    política de seguridad democrática ha sido
    ética: durante este sexenio muy
    prácticamente nos han enseñado a todos que, en
    caso de guerra, todo ésta permitido, que todo vale,
    que existen perversidades en las cuales es necesario
    incurrir. Para un alto porcentaje de colombianos pecados
    veniales, por necesarios, han sido el corte de manos
    guerrilleras por cinco mil millones de pesos, la
    irrupción violenta del ejército colombiano en
    territorio ecuatoriano, la premiación económica
    a agentes del Estado por presumir o aparentar estar
    cumpliendo su obligación de capturar, afectar o matar
    enemigos, los miles y miles de falsos positivos, la captura
    masiva de miles de campesinos "con tal de que caiga un
    guerrillero", la yidis política generadora de una
    reelección presidencial, la empatía social y
    estatal y empresarial con los paramilitares…Esa
    versión radical y deformada de la ética de la
    situación que pregona que "bueno y lícito es
    todo lo que yo hago o hacen mis amigos y los amigos de mis
    amigos y malo e ilícito todo lo que hacen mi enemigo y
    sus amigos", es una valoración social moral que,
    animada en el espíritu de la seguridad
    democrática, ha regulado muchas conductas colombianas
    durante este gobierno.

Como ya insinuamos, un cuadro así, no sólo
afectó sino que ahondó la violación de los
derechos humanos.

********************10********************

El pasado 10 de diciembre 43 países de la ONU
estuvieron examinando la situación de los derechos humanos
en Colombia. La materia prima
a elaborar la constituyeron tres documentos, el
primero un Informe del
Gobierno de Uribe, el segundo un documento de ONGS colombianas y
el tercero, un documento sobre las 27 recomendaciones que la Onu
le hizo al gobierno de Colombia para enfrentar la
situación de los derechos humanos en el
país.

Se debe recordar que, entre febrero y marzo del 2004, la
Onu examinó sobre el terrero el estado
clínico de los derechos humanos en el país llegando
a tres conclusiones: 1. La situación de los derechos
humanos ha empeorado haciéndose cada días
más grave; 2. La Política de Seguridad
democrática no puede ser considerada una Política
de derechos humanos; y 3. El cuadro clínico de los
Derechos humanos podría mejorar si el gobierno
acogía las 27 recomendaciones que la Onu le había
hecho. (8) Como se podrá observar, ya en el 2004, la
Comisión de la Onu, sobre la base de un diagnóstico en terreno de la
situación, llegó a una conclusión
radicalmente distinta a la del gobierno según el cual la
vigencia de los derechos humanos se había recuperado
siendo éstos, por otra parte, "el eje cardinal para
recuperar el orden y la seguridad del país". (9) Ahora en
diciembre del 2008 en medio del escándalo nacional, pero,
sobre todo, internacional, por los masivos "falsos positivos"
(miles de jóvenes asesinados por agentes del Estado y
mostrados ante sus superiores como guerrilleros como una forma de
ganar puntos para sus ascensos militares), el expresidente del
Estado colombiano, Estado internacionalmente cazado in fraganti,
no tuvo empacho en discursearle al mundo en la Onu, "" Siento
verguenza por esta situación. Pido perdón a las
victimas y prometo que ninguna de esas acciones
quedara en la impunidad".

********************11********************

Por economía de espacio y tiempo, no
vamos a sobreabundar, pero en Colombia, no obstante que urge una
Política integral de Seguridad, empezando por la seguridad
alimentaria, una política de derechos humanos no cabe
dentro del espíritu y, ni siquiera, de la letra de la
Estrategia de Seguridad democrática. ¿Por
qué será que los Mass Media no le han dado la
difusión que merece un documento, y también una
entrevista, de
estos meses en el que con seriedad académica, desde el
exterior, se llama la atención sobre el hondo deterioro de la
situación de los derechos humanos en el país entre
el 2002 y el 2008? El primero fue el amplio y sesudo Informe
llamado "Declaración de Bruselas sobre la
Violación de los Derechos Humanos en Colombia",

producido por "El Tribunal Internacional de Opinión" del
Parlamento Europeo en septiembre del 2008. Este tribunal fue
presidido nada más y nada menos que por el sacerdote y
sociólogo belga Francois Houtart, tan conocido en nuestro
medio que, de acuerdo con la Encuesta de
Inestco a los jóvenes universitarios colombianos, sus
estudios figuran entre los más leídos e influyentes
en las universidades colombianas. (10) Pues bien, en una condena
de más valor moral y
político que jurídico, así concluyó
el Tribunal: "En función de
estas consideraciones…el Tribunal confirma las sentencias
de los Tribunales Internacionales de Opinión precedentes y
declara: al Gobierno de Colombia culpable de crímenes
contra la humanidad.
Se espera, al contrario, que se tomen
iniciativas para parar las violaciones que se cometen en el
país y apoyen la construcción de una sociedad
democrática, sobre la base de negociaciones
políticas y de instituciones
renovadas". (11) Por otra parte, cuatro días antes de la
reunión de Ginebra para examinar el caso colombiano,
más en concreto el 6 de diciembre del 2008, Gorka Castillo
entrevistó al abogado español
Mauricio Valiente miembro coordinador del grupo de
especialistas forenses llamado "La Plataforma La Justicia por
Colombia", grupo muy metido, sobre el terreno, en el estudio de
las llamadas ejecuciones extrajudiciales en el país. En
opinión del abogado, esas ejecuciones venían desde
el 2002 y, parcialmente, habían sido financiadas "con
fondos de la Cooperación Internacional". Se
calcularían en 2.100 las víctimas. Habría un
documento secreto de 15 páginas del Ministerio de Defensa
Español conocido por el Grupo de la "Plataforma". De
acuerdo con Valiente, este documento contradecía al
presidente Uribe que negaba que existiese una política de
recompensas. Señaló el abogado que al conocerse en
Colombia que 20 jóvenes de clase baja desaparecidos en
Soacha, habían sido asesinados y presentados ante la
sociedad como guerrilleros para cobrar recompensas, Uribe
había montado en cólera
contra el autor de tan falaz información, pero que en los días
subsiguientes le había bajado el tono a las agresividad
reconociendo que esa atrocidad era "cierta, aunque no
generalizada, en unas fuerzas armadas modélicas con los
derechos humanos". Finalmente, Valiente enfatizó que en
Colombia se estaba produciendo un cambio "en las
maneras de violar los derechos humanos": los autores más
importantes de las violaciones ya no eran los grupos
paramilitares "sino que ahora son miembros de las fuerzas de
seguridad del Estado y militares" con el agravante de que "los
fondos para las multimillonarias recompensas proceden de las
áreas del Estado y de otras provenientes de la
cooperación internacional".

********************12********************

Esto no obstante, durante el sexenio de Uribe, a pesar
de la honda afectación de los derechos humanos y de las
reservas de democracia, la bandera por alcanzar reivindicaciones
efectivas en materia de derechos humanos la puso muy en alto la
Minga de los pueblos indígenas. Desde la acción,
con la palabra social y solidaria en la boca, caminó por
toda Colombia. Fue la Minga de los Pueblos la que, convertida en
vanguardia y
pagando de su propia alma colectiva
un precio sangriento muy elevado, con sus cinco puntos
programáticos impuso las dinámicas y los ritmos de
las luchas sociales. Su movilización pacífica por
medio país, torpedeada de modo antidemocrático por
la seguridad democrática, constituyó una enorme e
histórica conquista
política.

Bibliografía

1.Bobbio, Norberto, "Los Derechos Humanos Hoy en
Día", en, Norberto Bobbio: el filósofo y la
política, Antología, Fondo de Cultura
Económica, México,
1996, pgs. 193-202.

2.Papaquini, Angelo, Filosofía y Derechos Humanos", Editorial
Facultad de Humanidades de la Universidad del Valle, Cali, 1995,
p.22. Moreno Rincón, Boris Eduardo, Las Fantasías
de los Derechos humanos Letras de Ira y de Delirio, en, el
Salmón, Edición
No 1, julio 2008.

3.Moreno Rincón, Boris Eduardo, Las
Fantasías de los Derechos humanos Letras de Ira y de
Delirio, en, el Salmón, Edición No 1, julio
2008.

4.Grueso, Delfín Ignacio, "Estado,
Religión y Emancipación en la Cuestión
Judía de Marx", en, OBRAS CLÁSICAS del Pensamiento
Político, Unidad Gráfica de la Facultad de
Humanidades de la Universidad del Valle, 2002,
pgs.235-255

5.Marx, Carlos, La Cuestión Judía, CS
Ediciones, Buenos Aires,
1999, p.23

6.Lefort, Claude, La Invención
democrática, Ed. Nueva Visión, Argentina,
199º.

7.Riquelme, Carlos, "Los Derechos humanos como
práctica política", Programa
Magíster en Filosofía, Universidad de
Chile.

8.

9.Colombia Presidencia de la
República-Ministerio de Defensa Nacional
"Política de Defensa y de Seguridad Democrática",
2003.

10.Rojas Carvajal, Alpher, "Los nuevos hijos de la
Libertad", Instituto de Estudios Socialales. Inestco, enero
2009.

11."Declaración de Bruselas sobre la
Violación de los Derechos humanos en Colombia", Tribunal
Internacional de Opinión del Parlamento Europeo,
sep.2008.

12.Entrevista de Gorka Castillo a Mauricio
Valiente,"España
debe exigir Explicaciones a Colombia", en, Público,
España, diciembre 6 2008.

 

 

 

 

 

 

Autor:

Humberto Vélez Ramírez

Para acceder a los Atisbos,
atisbosanaliticos2000.blogspot.com

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